En Navarra se elaboran vinos blancos secos, principalmente de las variedades viura y chardonnay.
Tras la entrada de la uva a bodega, ésta es conducida a la despalilladora-estrujadora, con el fin de eliminar el raspón (total o parcialmente) y romper ligeramente las bayas. Hay bodegueros que maceran a 14ºC unas horas el mosto con los hollejos, con el fin de obtener una mayor extracción de aromas, antes de prensar. Después, se introduce la uva en la prensa, y se realiza una subida de presión progresiva, que nos permite separar las primeras prensadas y escurridos (mosto “flor”) de las últimas, en las que el aumento de ésta de lugar a mostos más bastos, de menor calidad.
Una vez obtenido el mosto, se sulfita (para protegerlo de las oxidaciones y evitar desarrollo de microorganismos indeseables) y se desfanga, es decir, se eliminan las impurezas que lo enturbian. Este desfangado puede ser estático (se deja el mosto en un depósito 24 horas y los turbios descienden por gravedad) o por medio de una centrífuga (en bodegas de grandes volúmenes).
Obtenemos así un mosto limpio, que fermenta, bien por acción de las levaduras indígenas, bien por la siembra con una buena cepa de levaduras secas activas. La fermentación puede tener lugar:
La fermentación maloláctica rara vez se busca, ya que los vinos blancos soportan muy bien una fresca acidez. Pero si la acidez es excesiva, hay veces que ésta tiene lugar, parcial o totalmente. Una vez acabada la fermentación y posible crianza, el vino se clarifica y estabiliza antes de su embotellado.
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